A pesar de los ojos abiertos me siento colgar de la fantasía.
Tengo una colección de recuerdos vagos como luciérnagas de
noche
y ganas de oler.
meter la cabeza debajo de la camiseta e inhalar el ácido
esternón que vive ahí dentro.
Las ganas son como dibujos que cambian
de sueño cuando los tocas
se trazan a punta de intentos.
Tengo un montón de símbolos y señales, para jugar al
malabarista.
Vamos a intentar explicar los roces,
los abrazos demasiado largos y las sonrisas.
Seguro está en algún libro.
Confieso que evoco los dedos.
Los dos de la mano derecha,
el índice y el medio.
Sueño que me penetran suaves, silenciosos y
sonrientes.
Frotan y frotan hasta hacernos pólvora.
Debajo de mi falda negra,
de espaldas a todo,
en el pasillo de la casa…
abrazarse mientras llueve.
Tengo una colección de imágenes
que uso para diferentes cosas.
Aquí todo tiene el azul de olas tranquilas
y cabezas encendidas.
En todo caso hay paz.
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