martes, 7 de agosto de 2012



Todo esto para decir, que me las arreglo con el tiempo.
Tanto pasa desde adentro de la jaula; empezando por los periquitos australianos y el polvo amarillo de olvido que brilla en todos lados.

Un rincón de la cocina tatuado de mugre de vida nos vigila.

El miedo y la propuesta se hacen columpio, los pies cuelgan por encima de la hierba dejando un soplo de algodón tallado y arrugas tibias dulces viejas amargadas.

La casa tiembla, como papel de china que nunca se ha mojado.
Se quiere hacer la impalpable pero seguir en el aire hasta hacerse sentir cuando haga frío y la noche se estrelle contra las tormentas.
Entonces la sangre de todo lo prometido escurrirá desde los muros, dejando libre la soledad que se arrellana en las verdades.
Entonces veremos.



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